Laterne, Laterne, Sonne, Mond und Sterne ….
¿Quién no recuerda la canción de la Laterne?
Incluso nuestros padres y algún que otro abuelo la aprendieron en nuestra época de Kindergarten. Algunos ya la llevábamos aprendida cuando empezábamos el Colegio, ya que nuestros hermanos mayores habían estado ensayando en casa durante semanas …
Tantos días de preparación, tanta emoción y, sobre todo, ensayo, mucho ensayo: Laterne, Laterne, Sonne, Mond und Sterne …
Una caja de quesitos, papel cebolla convenientemente decorado y, lo más importante, la vela. Un alambre como asa y … a recorrer el Colegio y sus aledaños: Laterne, Laterne …
Poco ha cambiado en muchos años: ahora la vela es ancha y corta y tiene más superficie para pegarse a la caja de quesitos, no como antes, que era larga y estrecha (no había tanta variedad de velas como ahora). ¿Os acordáis qué dificil era mantenerla vertical y sin apagarse? Y si se te quemaba la Laterne porque se caía la vela … llanto inconsolable.
Aunque haga frio, llueva o nieve, una interminable fila de niños, padres, hermanos y abuelos rememoran todos los años esta entrañable tradición alemana.
Es lo que tiene el Colegio Alemán, es diferente porque, entre otras muchas cosas, logra hacerse un hueco imborrable en nuestra memoria.
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